
Merchi y Pablo fueron las primeras personas que accedieron al buque escuela “Juan Sebastián Elcano” en el primero de los dos días que estuvo abierto a visitas públicas. Cuatro horas y media antes de que se pudiese sibir a bordo ya estaban en el muelle exterior de Curuxeiras, ante la puerta que los separaba del barco, en el que está a punto de concluir su formación la princesa Leonor.
Llegaron desde Cambre, aunque son madrileños, sólo para realizar esa visita y estaban muy interesados en poder ver de cerca uno de los buques más antiguos de la Armada y tan diferente de los barcos de guerra más modernos, que se hallan en el Arsenal.
Tras ellos cientos de personas en la cola durante horas para, una vez abiertas las puertas –a las 15.00 horas–, llevar a cabo un paseo por cubierta, de proa a popa, con fotos sólo en zonas concretas y sin poder ver “las entrañas” del barco en el que viajan, viven y estudian los guardiamarinas.
Entre el comandante y el segundo comandante, jefe de estudios, oficiales, suboficiales, marinería y guardiamarinas la dotación está formada por unas 245 personas, todas ellas militares. Además, en el “Elcano” también navegan civiles, no en vano es como una vivienda escuela flotante, que requiere de un maestro reparador de velas, algún profesor civil –dos de ingeniería– que pueden cambiar a mitad de curso, y hasta un peluquero.

Los visitantes del buque se mostraron muy interesados, sobre todo, en hacerse fotografías con distintos elementos –que se viesen las velas, las vistas desde el barco, el timón, los botes salvavidas, etc– pero también por conocer qué eran algunas de las estancias cerradas o de qué curso eran los alumnos que viajan en el buque. Para ello, distribuidos por la cubierta varios guardiamarinas respondían atentamente cualquier duda: “¿Esa puerta son las aulas? No, es una especie de sala multiusos para las tutorías, corrección de exámenes,... las aulas están abajo.”, explicaba uno de ellos. Así, durante la visita se fueron sucediendo diversas cuestiones que fueron aclaradas: “¿Viajan alumnos de distintos cursos? No, en este buque escuela solo viajamos los de tercer curso, lo que supone nuestro primer curso como guardiamarinas”; “¿Todos los profesores son militares? Tenemos también civiles, profesores que imparten Ingeniería y que desembarcan antes y son sustituidos por otros que se suman al viaje”.
Otras cuestiones que suscitaron interés fueron las medidas del buque –113 metros de eslora–; cómo se llaman los palos –Blanca, Almansa, Asturias y Nautilus–; o si los guardiamarinas, incluida la princesa, se subían a ellos –navegando en las maniobras sí, aunque al llegar o dejar un puerto suelen ir formados en los “tranvías”–.
Si el primer día de visitas el calor y el sol hizo que muchos optasen por las viseras, las cremas solares o las gafas de sol, en la segunda el tiempo fue más agradable para acercarse hasta la zona exterior del muelle de Curuxeiras, ya que el cielo estuvo bastante cubierto.
Este sábado tienen la oportunidad de verlo de nuevo, al menos, partir, a las diez de la mañana, dejando la ría entre castillos.