Del "Ferrol Mola" a la garita de San Felipe: los drones y los fuegos despiden con ferrolanismo el verano en la ciudad naval

Si Ferrol tuviese que ponerle una banda sonora a la noche de su 31 de agosto sería, sin duda, la del Dúo Dinámico con aquel "El final del verano". Y es que los fuegos de San Ramón son, históricamente, una despedida estival e incluso un momento de hacer balance.
Pero antes de que llegase el "bofetón" de septiembre, los ferrolanos han tenido tiempo a emocionarse y sonreír con el espectáculo de drones que por segundo año consecutivo precedió a la pirotecnia en el muelle de Curuxeiras y que, esta vez sí, pudo verse también a la perfección en streaming.
A las 23.30 horas echaron a volar los robots voladores de Flock Drone Art, el doble de los que hubo el año pasado. Así, comenzando con una gota de agua y llevaron a los espectadores por un universo marino con un delfín que muchos identificaron con el tristemente desaparecido Manoliño.
Ovación general
Con música acompañando, este "espectáculo único" mostró peces, nubarrones de tormenta con rayos amenazantes —parecidas a las reales, que soltaron algo de orballo minutos después— y un precioso dragón chino antes de formar flores, mandalas y medusas, como las que dejaron más de una bandera roja este verano en las playas de Ferrolterra.
Caracoles y mariposas precedieron a un final que, como el pasado año, fue un chute de ferrolanismo. Y es que si en 2014 fueron las grúas del astillero y "capuchonciño" los que dejaron boquiabiertos al público, esta vez fue una garita del castillo de San Felipe —o del baluarte de San Juan, todo sea dicho— y el "makako" de "Ferrol Mola" acompañado de su mítica frase.

No faltó, tampoco, el ya clásico "Feliz Ferrol" que tanto le gusta al Concello con el que finalizó el show, en torno a las 23.46 horas y con una ovación del público que dio paso a los fuegos artificiales de los que se encargó, nuevamente, Millarengo.
La pólvora iluminó el cielo de Ferrol durante unos 15 minutos, disparando la pirotecnia desde dos bateas separadas por unos 100 metros. Aquí también hubo dibujos: corazones, espirales, círculos y estrellas que compartieron protagonismo con las míticas palmeras y las cascadas de luz.

Los tonos dorados y los verdes —del Racing, como avanzaron los Millarengo— predominaron en una sesión que fue seguida por numerosas personas desde Curuxeiras y también por picos de hasta 800 a través de YouTube, firmando un final del verano que esperemos nos dé todavía esa tregua necesaria en septiembre que nos permita algún que otro baño más.