
La llegada del robot quirúrgico Da Vinci a las siete áreas sanitarias gallegas, en 2021, fue un acontecimiento que cambió la forma de enfrentarse a las intervenciones, sobre todo en áreas como las de urología, ginecología, otorrinolaringología o cirugía general y digestiva. La precisión técnica, la mejora de la posición de los profesionales, que pueden trabajar sentados y con una buena ergonomía, la disminución de la fatiga y los beneficios para el paciente en la mesa y en el postoperatorio son algunas de las ventajas que se avanzaban cuando se anunció la compra de los siete robots, por 20,5 millones de euros. Hacía falta entonces un período formativo para los profesionales, aunque algunos, como el jefe del servicio de urología del Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol (CHUF), Andrés Rodríguez Alonso, estaban ya familiarizados con esta tecnología. Ahora este instrumento forma parte de la rutina hospitalaria y se ha empleado, solo en el Área Sanitaria de Ferrol, en 301 cirugías.
En 2021 se empleó el Da Vinci en 53 operaciones. El 73% pertenecían a urología y el resto se reparte, a partes iguales, entre ginecología y cirugía general y digestiva.
El gran salto se dio el año pasado. Se realizaron 248 intervenciones quirúrgicas con estos brazos robóticos y se incluyó una especialidad más. Sigue siendo urología, tal y como se preveía, el servicio que le da más uso (52%), seguido por cirugía general y digestiva, que llega al 33% del total. Ginecología ocupa el 12% de las operaciones realizadas y el 3% restante se corresponde con otorrinolaringología.
Beneficios para el paciente
Los brazos robóticos responden a las órdenes del cirujano, que lo maneja desde otra sala. Se requiere adiestramiento para su uso y a cambio reduce problemas que puedan surgir durante la cirugía por temblores e imprecisiones que en determinadas especialidades pueden marcar la diferencia entre un resultado bueno y otro peor, o pueden provocar efectos secundarios indeseados. Además, es un procedimiento menos invasivo, que produce menores cicatrices; el sangrado se reduce –y con ello la necesidad de transfusiones– y la recuperación en el postoperatorio es más rápida, reduciendo la estancia hospitalaria.
La aplicación óptima es en intervenciones que requieren ser muy precisas. En urología, por ejemplo, tiene un importante uso en las cirugías del cáncer de próstata, reduciendo posibles problemas posteriores de incontinencia o erección.
98% de satisfacción
En Galicia se realizaron 2.761 cirugías con el robot Da Vinci desde su implantación. De ellas, 400 fueron en el segundo semestre de 2021 y 2.361 a lo largo de 2022. Las del CHUF son un 11% de ese total del año pasado.
Ferrol difiere del resto de la Comunidad en el servicio que más lo utiliza. Según indicó el director xeral de Asistencia Sanitaria, Jorge Aboal, en el Parlamento, el 40% de las operaciones en Galicia fueron del servicio de cirugía general y digestiva, el 33% de urología, el 15% de ginecología, el 8% se aplicó a cirugías torácicas y un 3% a intervenciones otorrinolaringológicas.
El Sergas ha realizado además una encuesta de satisfacción entre casi un millar de pacientes operados con esta tecnología y el 98% afirma estar muy satisfecho con el resultado de las intervenciones.