
“Perdí los estribos”. Esta fue la explicación dada ayer por el acusado de intentar matar a una mujer, con la que mantenía una relación de amistad, tras admitir su culpabilidad. Esta declaración se enmarca en la primera sesión del juicio por esta brutal agresión celebrado entre ayer y hoy en la sección segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña; unos hechos por los que la Fiscalía pide una pena de siete años y medio de prisión.
Tal y como relata el escrito judicial, el intento de homicidio se remonta al 1 de enero de 2021, cuando el hombre fue en busca de la víctima al cementerio municipal de Catabois, donde se encontraba dejando flores en la tumba de una familiar fallecida. Una vez allí, señala el auto, el agresor trató de besar a la mujer, a lo que ella se negó. Como respuesta, el hombre la agarró y arrastró hasta un edificio cercano abandonado, donde comenzó a apuñalarla con una navaja que tenía en el bolsillo, empleando tanta fuerza que incluso el arma terminó por romperse. Tras tirar a la víctima al suelo, el hombre sacó una segunda navaja y continuó con la agresión, hasta el punto de “abrirle el abrigo que llegaba para asegurarse que el filo (...) alcanzaba profundidad”, reza el escrito.
Finalmente, el agresor arrojó a la mujer, ya inconsciente, por las escaleras al piso inferior en el que estaban, rebuscando en su bolso en busca de dinero antes de marcharse, dejándola allí abandonada. Poco después, la víctima recobró la consciencia, logrando llegar a una floristería cercana donde fue auxiliada y posteriormente trasladada al hospital Arquitecto Marcide.
El hombre, natural de Burgos y que en el momento de la agresión tenía 63 años, fue arrestado al día siguiente. Al parecer se trataba de una persona sin recursos que era amigo de la pareja de la víctima –el informe policial inicial señala que se conocían de ser los tres usuarios de la cocina económica de Ferrol– y que residía en una pensión del barrio de A Magdalena. Tras su aprehensión, el acusado negó el crimen, invocando el Habeas Corpus para declarar de inmediato ante el juez, el cual le fue negado. Tan solo un día más tarde, ingresó en prisión provisional sin posibilidad de fianza.
Ante estos hechos, la Fiscalía provincial ha acusado al hombre de un delito de homicidio en grado de tentativa, solicitando una pena de siete años, seis meses y un día de prisión –inicialmente eran nueve años–; así como una indemnización de 56.065,77 euros –9.000 por daños morales, 12.168,96 por perjuicio particular y 34.896,81 por las secuelas–, a la que se sumarían los costes médicos. Del mismo modo, la pena también contempla una medida de diez años de libertad vigilada, además de la prohibición de acercarse a menos de 500 metros de la víctima, su lugar de residencia o de trabajo durante una
década.