
Carmen Caínzos es de Pantín y tiene un huerto. Comenzó a elaborar conservas en su casa para autoconsumo, pero entrar en el Centro de Transformación Agroalimentaria A Fusquenlla fue el trampolín definitivo para el nacimiento de Ay! Carmen, su marca de productos vegetales. Muchos de sus conocidos los probaban y ensalzaban y, ahora, están a disposición de todos los paladares interesados. “Me formé allí y me informé de las opciones que había para hacer venta. En principio no iba con la idea de montar un negocio, pero estando allí, al tener todas estas opciones, me animé a empezar a comercializar”, explica la valdoviñesa.
Las delicias de pimientos –de la variedad gorro de obispo, “que no se suele ver mucho por aquí”, incide–, una especie de mermelada con aceite de oliva virgen extra y azúcar moreno de caña ecológico fue su primera elaboración, a la que han seguido otras que han podido probar los que se acercaron estos días hasta el Pantín Classic –tomate confitado, mermelada de tomate, de fresa, de fresa y fisalis o de arándano–. “Ahora estoy elaborando productos nuevos, de cara al otoño. Gracias a una subvención hemos recibido maquinaria nueva en el centro a principios de año y eso nos abrió mucho el abanico de las elaboraciones”, apunta Caínzos, explicando que “hasta ahora no podíamos esterilizar y ahora sí que lo podemos hacer”.
Sobre A Fusquenlla, Carmen remarca la importancia de las instalaciones para los pequeños productores. “Es fundamental, porque es muy difícil tener la capacidad económica para montar un obrador y empezar de cero. Allí tienes la oportunidad de dar los primeros pasos y ver si es viable”, expone esta vecina de Valdoviño, que apunta el carácter “enriquecedor” del centro. “También hay gente de autoconsumo, que lleva mucho tiempo haciendo conservas en casa, y otras personas que todavía no tienen conocimientos. Es un poco ir explorando todos juntos”.
La puesta en común les permite hablar entre los impulsores de los diferentes proyectos acerca de “los miedos, las inquietudes o las dudas que nos pueden surgir a la hora de enfrentarnos a un obrador con maquinaria profesional”, expone Caínzos, aludiendo al grupo de trabajo que se ha creado “en donde vamos marcando las pautas, las normas para usar las instalaciones... También estamos en contacto con los Concellos, que tienen un papel muy importante, porque hay que recordar que es un proyecto público. Entre todos tratamos de sacar lo mejor de esta iniciativa”.
Comercio local
Aquellos que deseen probar los productos de Ay! Carmen tendrán que acudir al comercio de proximidad. Existen varios establecimientos en la comarca en los que se pueden encontrar –La Huerta del Camino y A Tenda de Ruliño (Ferrol); Gadelicia (Narón), A Tenda de Jojó (Cedeira) y Rodolfus (A Coruña).

“Estoy muy contenta con los lugares porque tienen todos la filosofía de producto local, de cercanía. Aprecian que sea elaborado en A Fusquenlla y eso para mí también es muy importante”, expone Caínzos.
Trayectoria profesional
Pese a que ahora está inmersa en el sector agroalimentario, la valdoviñesa confiesa que “vengo del mundo de la moda. Estuve trabajando en Madrid muchos años y después gestioné una empresa familiar durante otros 14”.
Con el covid, Carmen explica que “me replanteé un poco qué hacer profesionalmente, porque en un principio cultivábamos para casa. La idea me vino de los muchos comentarios que recibía: ‘qué rico’ y el ‘tendrías que venderlo’”, comenta entre risas.