¡Dichosos fuegos!
El haber pasado los veranos de la infancia y adolescencia en el campo, además de volver circunstancialmente, me sirvió, no para ser un experto, pero sí para darme cuenta de que los incendios forestales los hubo, los hay, y los habrá, con más o menos intensidad que ahora podemos conocer con exactitud debido al avance de la tecnología y medios de comunicación.
Ya en aquellos tiempos eran virulentos, se acercaban a las viviendas, que en muchos casos sobrevivían gracias a la solidaridad y esfuerzo de todos los vecinos, pues los medios materiales escaseaban y las brigadas forestales no existían.
Si escuchamos a algunos expertos, afirman que la situación climática actual del planeta no es extraordinaria, pues insisten en que es una evolución natural, después de terminar una etapa de enfriamiento y comenzar el calentamiento, que podría cambiar en las décadas del 30 y el 40, algo recurrente en la historia de la Tierra.
Es evidente que se deben hacer esfuerzos para minimizar en lo posible la situación, pero nunca se llegará a la extinción total del fuego; también, especialistas en el tema sugieren que una buena medida sería la continuidad de las brigadas contra incendios durante todo el año para lograr un mantenimiento adecuado del monte y regenerar las zonas devastadas, además esto ayudaría a frenar la España vaciada y asentaría población en el rural al crearse puestos de trabajo. Lo que no tiene sentido, según entendidos, es que se llegue a políticas extremas de no poder tocar los bosques o lechos de los ríos.
Los efectos del tránsito de las zonas rurales hacia la ciudad, son, entre otros, el abandono de cultivos, ganadería e industria forestal, situación que incrementa las quemas masivas que estamos viendo en los últimos años. Es decir, insisten en una política de apoyo a ganaderos y agricultores para que puedan tener una profesión y bienestar dignos, contando con unos servicios públicos adecuados. Una política sensata que escuche a estas personas y sus problemas como la proliferación de ataques a la ganadería o la competencia desleal de productos de terceros países, que invaden el mercado en condiciones de calidad y sanidad inferiores a las que a ellos les pide la Administración.
A todo esto, no debemos olvidar ―dejando a un lado el pensamiento sectario― que como demuestran las investigaciones, un gran porcentaje de esta situación es producida por pirómanos, algunos reincidentes. Pero bueno, la vida sigue; de momento, y atendiendo a las noticias diarias, la Guardia Civil lleva detenidos a 58 “cambios climáticos” y hay más de 140 investigados.
El Ideal Gallego
Sección de Internet
Consiento que Editorial La Capital, S.L., trate los datos de carácter personal para la gestión de ordenes de publicidad, como responsable del tratamiento. La base legal del tratamiento es el consentimiento del interesado. Los datos podrán ser cedidos a otras entidades propias del Grupo al que pertenece Editorial La Capital, S.L. Puede ejercer su derecho de acceso, rectificación, cancelación u oposición según se indica en la Política de Privacidad www.elidealgallego.com/estatica/politica-de-privacidad