De batallas y guerras
YA se sabe que el papel de la oposición es, precisamente como su nombre indica, oponerse a todo aquello que hace quien Gobierna. Partiendo de esa base, es normal que quienes se sitúan frente al PPdeG en el pazo do Hórreo hayan aplaudido hasta con las orejas tras la última negativa del Ministerio de Fomento de transferir a Galicia la gestión de la AP-9. Desde su minifundista estructura mental, todo varapalo que recibe Alberto Núñez Feijóo es una especie de victoria suya y más cuando el golpe se produce por fuego amigo. Esto último no está tan claro, ya que el cántabro De la Serna, titular de la cartera más fomentadora, no está muy claro que tenga algún tipo de simpatía no ya por Feijóo, sino por Galicia. Aun así, es cierto que la batalla puede haberse saldado con una derrota, pero la guerra todavía no ha terminado. Tanto es así que desde el momento mismo en el que se conoció la negativa a la transferencia de la gestión de la AP-9, el Gobierno gallego comenzó a acumular tropas para intentar una nueva escaramuza.
