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¿Recuerdan aquella magnífica película francesa, “Rififí”, en la que la banda de ladrones simulaba un patio de Monipodio o una casa de señoras de vida alegre, con la dueña borracha? Bueno, pues la peregrina decisión del gobierno municipal coruñés de llevar a cabo la remodelación integral de la calle de A Gaiteira va camino de constituir un nuevo “Rififí” de andar por casa.

O sea: una pelea entre tirios y troyanos, o capuletos y montescos, o güelfos y gibelinos, vamos, todos los disparates que ustedes quieran. Al margen de que se ha elegido el peor momento económico para echar por la borda un millón de euros, se ha logrado desencadenar una tremenda guerra entre barriadas.

Si en el PP había los de la boina y los del birrete, en A Gaiteira tenemos ya, por un lado, los industriales y propietarios de negocios y, por el otro, los de la gorra de plato y un melón en la cabeza.

Total, guerra de vecindario. Lo que nos faltaba. En A Gaiteira-Os Castros están en contra de la maldita mediana con que quieren ahogar la calle. Y como la obra se va a financiar con el dinero de todos los ciudadanos, y es para disfrute de todos, piden que todos opinen, vivan o no en la zona. En cambio, A Gaiteira-Oza-Fátima quieren la bochornosa mediana, especie de búnker que va a acortar las terrazas de los negocios en una calle ya de por sí estrecha.

Los arbolitos que quieren plantar morirán de inanición entre el cemento, pero si los árboles crecen mucho, al carajo la calle. Vamos que los paridores de la idea, tal y como fue expuesta tienen menos cerebro que un mosquito.

Lo de la mediana no se le ocurre ni al que asó la manteca. Ya proliferan por el barrio hojas de protesta –hemos conseguido una– para recoger firmas de los vecinos “para exigir que en la reforma de la calle peatonal no se instalen elementos que formen una mediana dificultando el paso a las personas ya los vehículos de reparto y emergencias”. Mientras el alcalde, está muy bien: Gracias.