Mi cuenta

Las notificaciones están bloqueadas. ¿Cómo desbloquear?

Los mayas tenían razón: el fin del mundo está muy cerca

Es muy posible que los mayas tengan razón y que el fin del mundo esté mucho más cerca de lo que los escépticos se piensan. Desde luego, puestos a interpretar señales, la verdad es que todo apunta a que algo muy gordo va a pasar. Solo así se entiende que la Diputación de Oursense, por ejemplo, aquella de los doscientos conserjes para un pasillo, haya anunciado un ERE. La verdad es que para la larga nómina de empleados, el despido de treinta y dos (siempre y cuando no se sea uno de los afectados) parece irrelevante. Pero más allá de la cantidad, evidentemente, está la calidad.

No se sabe qué dirá Baltar padre de la decisión tomada por Baltar hijo y tampoco se conoce por el momento qué apellido de los doce o catorce que más abundan en la institución será el que haya caído en desgracia. Así pues, hasta que se concreten estos extremos, los colocados trazan árboles genealógicos y buscan parientes para saber si su clan es el que reúne la cifra maldita de 32 contratados.

Del mismo modo, el oráculo, cuando elaboró aquel calendario que concluye de manera brusca en diciembre de 2012, debió adivinar en sus visiones la hecatombe que traerá la reforma educativa de Wert. Ya tiene mala suerte la derecha en este país. En poco más de treinta años se han realizado siete reformas educativas (aproximadamente una cada cinco años) y de ellas ni una sola le ha tocado al PP. Es decir, que los socialistas, esos que claman ahora por un pacto de Estado para aplicar cualquier modificación en materia de educación, hicieron y deshicieron cuanto les vino en gana y, ahora, al pobre Wert lo quieren quemar en la hoguera por proponer que catalán y castellano se repartan al 50% el tiempo en las aulas catalanas.

Tiene un don especial el ministro de Educación para crispar los ánimos ya de por sí crispados de los catalanes, que ven perfecto que sus niños sean educados en el idioma de Emili Guanyavents, pero, por el contrario, ven una provocación que alguien pretenda que su hijo sea enseñado en el idioma de Cervantes o de Serrat, que también lo utiliza a menudo.

El debate es estéril y absurdo. Y lo es por una doble cuestión. De un lado, porque esto de las patrias está regido por los sentimientos, por el corazón, jamás por la cabeza, de modo que es difícil llegar a acuerdos razonados y razonables. Y, del otro, porque la izquierda y el progresismo de este país sigue negando la legitimidad de los populares para gobernar, de modo que cualquier medida que estos adopten será siempre ilegítima. Si hasta Rubalcaba anuncia su intención de llevar al Tribunal Constitucional que la subida de las pensiones no iguale la del IPC, cuando él formó parte de un Gobierno que no solo las subió menos, sino que las congeló y nadie le pide de forma educada que se calle. No es de extrañar cuando ya hay quien presenta a Felipe González como la gran esperanza para este país...