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En este instante, ahora mismo, España todavía no ha sido intervenida. Otra cosa es que en el momento en el que se publiquen estas líneas seamos ya historia como país y nos hayamos convertido en el lander más meridional del nuevo estado unificado alemán. Porque, al fin y al cabo, en estos momentos Europa es Alemania y, lo demás, tierra conquistada.

Si nos vamos al carajo detrás vendrán los que apelmazan nuestras almas a base de amargarnos la existencia y
eso, seguro, no les va a
hacer ninguna gracia

La cuestión es que a base de recortarnos hasta la hierba bajo los pies, son ya legión los españolitos que empiezan a pensar que tal vez eso de que nos intervengan no está tan mal. Al fin y al cabo ya no se nos puede privar de nada más, puesto que hasta por respirar nos van a cobrar una tasa, por lo que el plan de reajuste impuesto no podrá resultarnos más dañino.

Incluso nos podemos mirar en el espejo más cercano, Portugal, donde la gente sigue viviendo por mucho que la UE haya mandado a sus sabuesos a controlar cada movimiento de euros que realiza su Gobierno. Y también Grecia sigue existiendo, igual que Irlanda. Y es que por mucho que se empeñe la Merkel, no se puede borrar de un plumazo un Estado, aunque sus finazas pasen a estar tuteladas por sabios del FMI.

Por ello, a lo mejor llegó el momento de que Rajoy, tan gallego él, se plante en el medio de la escalera y le explique a la teutona que hasta aquí hemos llegado. Y si no le gusta, que lo pinte de colores. Los expertos economistas (si es que los hay), esos que nos bautizaron como “cerdos” (financieramente hablando) se hartaron de decir que Europa no podía permitir que cayeran las economías española o italiana. Demasiado grandes, aseguraban, para que en su desplome no se llevasen tras de sí al resto del continente.

Pues eso. Demostremos que somos aplicados y que hemos entendido el mensaje. Desde ahora nos pasamos por donde nos quepa tanta austeridad impuesta y nos dedicamos a vivir un poquito, que es posible que seamos pobres, pero no por ello tenemos que subsistir acongojados, como estamos ahora. Y si a Merkel le sube la tensión, que se tome una tila y que comience a liberar el lazo, que ya estamos asfixiados.

Si nos vamos al carajo detrás vendrán los que apelmazan nuestras almas a base de amargarnos la existencia y eso, seguro, no les va a hacer ninguna gracia. Tenemos los ases en nuestra mano y llegó el momento de revelar nuestra jugada. Hace tiempo que la banca anunció el “no va más”. Es cierto que esta apuesta tiene sus riesgos, pero solo por ver la cara de higo que se le queda a la canciller alemana merece la pena tirarse el farol.

Ojalá que, aunque fuera solo por un día, a Rajoy se le hincharan tanto las narices que se olvidara de esa compostura de la que siempre hace gala.