SOLO GANA EL PP
Sin que pase mucho tiempo, Rubalcaba tendrá que explicar dónde se le han ido esos cinco millones de votos que de un plumazo han desaparecido. No lo tiene fácil. Sobre todo si es cierto que quiere jugar a ser el próximo secretario general del PSOE.
El candidato socialista ha llevado a su formación a la mayor derrota de su historia. Hace falta mucha desfachatez y poca vergüenza para, tras unos resultados así, erigirse en solución de futuro. En su discurso de ayer lo intentó, pero no será tarea fácil.
Como tampoco lo será para Manuel Vázquez en Galicia. Su partido sigue en caída libre y él no puede salir a la palestra para asegurar que desde hoy mismo comienza a trabajar. Tal vez en lo que tendrá que poner buena parte de su esfuerzo es en cohesionar a un PSOE que en A Coruña se presentó desunido y fracturado. Del mismo modo, haber obtenido dos diputados no puede ser suficiente para los dirigentes y los militantes del BNG. La formación nacionalista, como le pasa a los socialistas, siguen perdiendo apoyos y, lo que es peor, en esta ocasión ellos no lo pueden achacar al desgaste que provoca La Moncloa.
Los nacionalistas ni estuvieron allí ni se les esperó en ningún momento, porque, si bien es cierto que buena parte de las veces que se habló de Galicia en el Congreso fue gracias al trabajo de sus dos diputados, la verdad es que su labor, incansable, solo sirvió para eso, para que en el libro de sesiones aparezca mencionada Galicia.
Ayer, como siempre, no ganaron todos. Ayer solo ganó el PP. Apenas medio millón más de votos le llegan para gobernar en solitario. Ojalá que semejante apoyo convenza a los malditos mercados y, como desean todos los españoles, la crisis, desde anoche, haya comenzado a superarse.
