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VALE, MARIANO, PERO...

Mi vecino del quinto derecha, don Tomás, que vivió la plácida mayoría absoluta del franquismo está “que se sale” y no es una excepción. Parece difícil explicar algo que viene dentro de la misma esencia de la democracia: la independencia de los poderes y los “contra-poderes” que forman una serie de instituciones que tienen que vigilar al Ejecutivo.

Vale. Aceptemos el peso de esos y votos y démosle tiempo para que no se conviertan en una decepción o algo mucho peor.

Sumen lo que le cuesta Izquierda Unida y lo que le vale cada voto a CiU, por poner dos ejemplos paradigmáticos de algo que no se sostiene

Don Mariano dijo que iba a ser el presidente de todos: parados, desahuciados, pobres, enfermos (gracias, por lo que toca, pero que dicen los papeles que los “tuyos”, aquí en Galicia le retiran a miles de ciudadanos que están en el paro y, además enfermos, cobertura sanitaria).

Y lo de las mayorías absolutas no suelen dar cuartelillo al rival y entran, con la legitimidad de los votos ¿eh?, en el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Constitucional, el Consejo de Cuentas; los ejecutivos de las televisiones públicas (Cospedal ya situó en su televisión a uno de los miembros más conocido de la extrema derecha salida de los púlpitos) a los que habrá que añadir cualquiera de los cientos de “currunchos” que tiene el Estado repartido desde un asiento en la autoridad portuaria (pongamos que hablo de Crespo, hoy en la cárcel) o mandando en las aulas, una vez desaparecida la asignatura que pretendía hacer de los “cativos” buenos ciudadanos.

Y las mayorías absolutas, además Mariano, dejan detrás muchas deudas: la caverna mediática, la jerarquía eclesiástica, la extrema derecha que ya pide a gritos una vuelta atrás en el Estado de las Autonomías para devolver el orgullo “de pertenecer a una nación una, grande y libre”.

Se pueden hacer, también, otras reflexiones sobre el resultado total de las elecciones: entran más partidos en el Parlamento y se suman más sensibilidades con grupo parlamentario, que es una forma de romper el asfixiante “bi-partidismo” que nos cedieron los padres estatutarios y que tan bien le va a los partidos “grandes” que con menos esfuerzo de votos consiguen mas renta de parlamentarios.

¿Un ejemplo? Sumen lo que le cuesta Izquierda Unida y lo que le vale cada voto a CiU, por poner dos ejemplos paradigmáticos de algo que no se sostiene. Es otro “sindios”: que no valgan lo mismo todos los votos.

Lo dicho: aquí esperamos, Mariano.