GRACIAS, CÁRITAS
Unos le llaman a Cáritas la ONG de la Iglesia, pero a mí me gusta llamarle “la Iglesia puesta en práctica”. Cáritas ha existido desde aquellos primeros cristianos, cumpliendo la misión de aliviar a los más pobres y a los más marginados, siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano. Aunque hoy Cáritas está de moda, hemos de concluir que es triste que lo esté, significa que la pobreza aumenta muy deprisa y quizá hayamos perdido el objetivo del bienestar y lo que tenemos es una sociedad en la que cada días más personas entran en la marginación.
Porque ser pobre no es únicamente una cuestión económica, no es una ratio entre las rentas y el costo de necesidades mínimas. Pobreza es el abandono de la esperanza y la esperanza es la madre de las ilusiones. Es fácil entrar en la marginación, algunos que están ahora ni lo imaginaban y, sin embargo, qué difícil es salir de ella. El próximo domingo es Corpus, el día en el que la iglesia conmemora la Eucaristía y también el Día de la Caridad. Un día para reflexionar sobre la Caridad con mayúscula.
Seamos conscientes de los demás, de los que se van quedando por el camino. Reflexionemos sobre qué podemos hacer más allá de aportar los recursos que podamos. Porque la pobreza, si hay alguna manera de evitarla, es con la ayuda de todos, cambiando nuestra actitud hacia los pobres. Los recursos económicos son importantes, pero mucho más nuestra implicación.
