Mi cuenta

Las notificaciones están bloqueadas. ¿Cómo desbloquear?

Domingo por la tarde. Una familia de alemanes se pelea con su guía de turismo y una carta monolingüe en la terraza de un restaurante a la orilla de la playa de Bares. El pobre camarero intenta explicar en su precario inglés las especialidades del local y suspira aliviado cuando un cliente de una mesa contigua se presta de traductor. Esta escena que puede parecer anodina no es más que un síntoma sobre el turismo en Galicia. Disponemos de una potencialidad enorme para atraer visitantes pero nos falta mucho camino todavía por recorrer si queremos poder explotar nuestros recursos. La cifra de viajeros que se alojaron durante los primeros seis meses de este año han mostrado un incremento de un 5,5% con respecto a las cifras del mismo periodo de 2013, en lo que pueden interpretarse como los primeros brotes verdes para un sector, el turístico, que ha sufrido y mucho por la crisis. La cifra de pernoctaciones también ha subido un 3,9% con respecto al año pasado. En este aumento ha tenido especial importancia el incremento de turistas internacionales, que suponen ya el 40% del total de viajeros alojados en Galicia, con una subida del 12,8% y que ha permitido alcanzar el máximo histórico de 416.000 turistas. Nuestra comunidad, por sus características climatológicas, ha hecho que tengamos que hacer del defecto virtud. Y ante la falta de sol y playa para ofrecer, hemos sabido explotar nuestros recursos pudiendo mostrar una gran variedad de destinos que no están atados en exclusiva a los meses de verano. Rutas históricas, gastronomía, termalismo y paisajes naturales impresionantes hacen de Galicia un destino turístico de primer orden. Pero nos falta todavía mucho camino por recorrer si queremos sacar provecho a toda esta potencialidad de la que disponemos. Es cierto que ya se han dado diferentes pasos e iniciativas encaminadas a buscar el desarrollo del turismo en nuestra comunidad pero todavía nos falta mucho que explotar. No estaría de más que nos diéramos una vuelta por otras comunidades de España donde han sabido desarrollar recursos a veces mucho más limitados que los nuestros pero que les ofrecen un rendimiento mucho mayor. Y a veces todo empieza por algo tan sencillo como disponer de una carta en varios idiomas. Un gasto mínimo que puede sacar a un pobre camarero de más de un apuro.