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Ccon la autoridad que le da el cargo de jefe de todos, el señor Feijóo nos dice “que los gallegos tenemos cara pétrea...”. Un colega de barra “retruca”: unos cara de piedra y otros de cemento.

Se anima la tertulia y otro apunta a la actualidad local: creí que “iba de coña” (dice) cuando el alcalde explicaba, a través de un periódico de la capital del reino, las tareas de nuestros queridos guardias urbanos: labores de contra-vigilancia por un lado y complicadas misiones de “medir y reconocer el perímetro de la zona por protocolo”. Así que nada de cuidar del tráfico, los parques y jardines, informar a los visitantes etc. Eso queda para otros: los nuestros tienen misiones más importantes: escoltas de la alta autoridad local.

Nuestros policías tienen como misión escoltar a la alta autoridad local

Y lo dicen, compañeros, con la cara pétrea. ¿No es para quedar de piedra?

Pero es que nuestro queridísimo presidente, el inefable 009, nos cuenta, sobre un anuncio de “Galicia, gárdasme o segredo?”, que somos la región más solvente de España y despacha la opinión de Moody’s –que nos rebajó de categoría hasta ponernos al nivel “do lixo”– con un “lo que digan las agencias no va a misa”.

A misa va todos los días el presidente del Consejo del Poder Judicial y del Supremo quien nos asegura que su situación es insostenible… para, inmediatamente, sostenerla hasta el próximo jueves, aunque “crujan” las instituciones y el ministro de Justicia quede en ridículo.

Pero así están las cosas y si no te gustan te pones de perfil o, como hace el muy guardado señor alcalde de A Coruña, sigues el ejemplo atribuido en las tiendas a los malos pagadores: “apuntar todo en la barra de hielo”.

Y eso nos hace don Alberto, pues resulta que, por un lado, la deuda gallega crece un 20% y, por otro, nos quiere convencer del músculo de nuestra economía… que esta más bien flojita y temblando por el futuro de la vieja-nueva caja-banco que un día fue de Galiza.

Y te queda la cara de piedra cuando desde la Xunta se aprueba una orden que da barra libre para construir en el litoral y permite a las industrias que contaminen un poquito, a la vez que insta a los vecinos a que dejen de dar la lata con propuestas, quejas o demandas, que en este momento lo patriótico es callar. Ante tanto cemento… nos quedamos de piedra, palabra.