LOS GOLPES DE LA CRISIS
La crisis golpea sin piedad en todos los sectores de la sociedad y de manera especial va dejando graves secuelas en miles de ciudadanos que hace cinco años pertenecían a la clase media o sobrevivían en condiciones aceptables y hoy figuran en la nómina de los “nuevos pobres” que acuden a diario a los centros sociales para no pasar hambre.
Un estudio de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza dice que el número de personas en situación de pobreza y exclusión social aumentó de forma alarmante en los últimos años. En España hay ya cerca de trece millones de personas en ese estado, cifra que representa un aumento de 751.000 con respecto al informe de hace un año. Por lo que respecta a Galicia, el mismo informe señala que en 2011 son 662.000, casi un cuarto de la población, las personas que se encuentran en esa situación de pobreza y exclusión, con un aumento 47.000 en el último año.
Otro informe reciente, el elaborado por Gestha, el sindicato de los técnicos del Ministerio de Hacienda, señala el aumento de la precariedad en España entre asalariados y autónomos y concluye que veinte millones de españoles viven con menos de 12.000 euros al año. En Galicia el número de personas en precariedad es de 1,3 millones, casi la mitad de la población que viven en hogares que, o no llegan a mileuristas o no disponen de renta alguna.
Otro dato significativo es la demanda de alimentos en organizaciones como la Cocina Económica, comedores sociales y bancos de alimentos, que se triplicó desde que comenzó la crisis y el número de personas necesitadas de ayuda no dejan de crecer.
El drama del paro, la pobreza, la exclusión social y la precariedad, la desigualdad creciente debida al aumento de la distancia entre ricos y pobres o la desaparición de la clase media, forman parte de la nueva realidad social de este país que cada año que pasa retrocede varios lustros en sus estándares de vida. Seguramente no es hoy el mejor día para recordar estas cosas. Pero en medio del ambiente festivo que inunda a la sociedad tampoco es malo traer a la memoria a aquellos que lo están pasando mal, a los que solemos olvidar a lo largo del año.
Ojalá que el 2013 abra una ventana a la esperanza y empiece a marcar el despegue económico del país haciendo compatible el dogma de la austeridad con políticas de impulso al crecimiento, que son premisas necesarias para la creación de empleo. Sería el mejor regalo del año nuevo que deseo sea feliz para todos.
