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NUESTRA PROSPERIDAD, SU MISERIA

Gabilondo nos recordaba hace unos días lo que antes nos puso delante de las narices El Roto en su viñeta: nuestras guerras son su miseria. 
Y es que el mundo civilizado, el mundo bien comido y vestido, creó y crió el huevo de la serpiente. ¿No fue nuestro amigo Sadan, mientras hacía el juego sucio a favor de als grandes potencias; EEUU, como siempre, pilotando la muerte lejos de sus fronteras para conseguir provecho para la caja propia. Gadafi, terrorista internacional, celebrado cuando era el parapeto de un mal mayor o Bin Laden, un soldado de los yanquis en la guerra contra Rusia y Hamas que nos venía muy bien para los planes diplomárticos-económicos del mundo creso… Por no hablar del padre de Bachar el Asad, un sátrapa que tuvo un funeral de Estado con primeras figuras ¿? de la democracia, la legalidad y el mundo libre…. entre ellos estaba, representando a España, el señor Rajoy…
Es el momento, dijo el ministro de la diplomacia –manda carafio – de entablar ya negociaciones con el régimen del hijo del peor dictador que el mundo conoció (y conoció a mucho, eh, Margallo) pues ahora estamos en la diplomacia económica.. y ahí, todo vale. Si vendemos armas a Venezuela, pues a silbar… si no sale bien el negocio, apostamos por otros pues el negocio es el negocio…
¿Qué el Gran Hermano nos dicta las normas…? Pues a mirar para otro lado y olvidarnos del caso Couso…, abdicando de todos los principios de la Justicia Universal y pasándose por el arco del triunfo los tratados ya firmados. Y es que a estos, como al otro que respondía a la negativa de la ONU de contarle entre los suyos, les decimos que “si ellos tienen uno, nosotros tenemos dos…” que a eso no no nos gana nadie “manda güevos”, que luego repitió otro de sus seguidores, el señor Trillo… Y así, mirando para otro lado, Europa se toma su tiempo para arreglar uno de los desaguisados de los que fue cómplice…
Y ahí sigue, la troika, representando a los poderosos, los ejecutores de las políticas neoliberales que “casan” muy bien las cuentas de la macroeconomía y deja que se arreglen los que cuentan con la economía de cada día… Y el resultado está la vista: la prosperidad del mundo rico es la miseria de los que llaman a nuestra puerta.
Y nuestras miserias son fruto de sus vergonzosas fortunas.