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Alfonso Caparrós, en Bomoble

La galería Bomoble ofrece una muestra de Alfonso Caparrós (A Coruña, 1956), psiquiatra de profesión y artista plástico, que inició su andadura expositiva en el año 1993 y que se siente motivado por objetos que el mar arroja a las playas, sobre todo las de la Costa da Morte, donde recoge maderos de viejas barcas que el mar ha erosionado. Por medio de su manipulación, los “objet trouvé” o materiales de desecho se transforman y son elevados a obras de arte. De este modo –como él dice– algo que no tiene valor aparente revela una oculta belleza y cobra un nuevo significado.

Así, por ejemplo, las piezas que denomina Demoni, con su color rojo y sus puntiagudos remates en la parte superior de la cabeza, recuerdan, efectivamente, el aspecto y los cuernos con que se ha representado al demonio. La obra “Gyotako”, realizada con la técnica japonesa de imprimir una imagen sobre tela, representa, en relieve, a un escamoso pez de color marrón. “Peixes de lixo de luxo” recoge, sobre un fondo verde, los volúmenes de 17 pequeños peces blancos. “Baleíña” es una pieza que evoca el cuerpo de una ballena y que ha realizado con alargado palo abultado, al que le pintado un ojo y le ha tallado una boca en la que asoman los dientes hechos con palitos blancos. La escultura “Peixiña” recuerda a un alargado y escamoso pez con aletas y erizada cola. “Calamar” es una singular escultura del color de la madera, con la cabeza rematada por siete palos y la cola formada por dos conchas de vieira . El cuadro “Balea asesina” representa la playa del Cementerio de los ingleses, cubierta de guijarros en relieve y orillada de un agitado mar, entre dos oscuros peñascos que semejan cabezas de ballenas.

La escultura “Elisa” es una talla de madera pendiente de un cuadro, que representa un rostro femenino de barbilla alargada y coronado de flores, con la cual ha querido homenajear a su mujer. “Buscado a Nicole” es otro de sus palos encontrados de alargada forma de ballena, a la que pintado de gris oscuro, en su parte lisa que vendría a ser el lomo, lo cual contrasta con su erosionada parte baja de color pardo. La obra “Pescando” es una pinto-escultura formada por una vieja tabla que tiene grietas y cortes y que seguramente formó parte de una lancha; en ella, bajo un cielo nuboso por el que vuelen negros pájaros, se ve a cinco pescadores sosteniendo sus redes llenas de peces, a sus espaldas el mar azul.

“Chispa no KARRE FAMILY” es una tabla de patinete, en la que ha dibujado una mano que sostiene una cerilla encendida con forma de pez. “Pirata do Atlántico es un relieve de esqueleto de forma humana hecho con huesos. “O queimado” es una escultura de doble faz como Jano. “Especiero” es como una vieja estantería compuesta por varios palos superpuestos que simulan otros tantos peces. “Raspa de lentejuelas” y “Raspa mala hostia” son dos grandes piezas con forma de esqueleto de pez, que, con los cuadros “Cidade” y “Afondamento”, completan la muestra y dan fe de la polifacética visión y de la versatilidad creativa de Alfonso Caparrós.