Mi cuenta

Las notificaciones están bloqueadas. ¿Cómo desbloquear?
Narón

La parroquia “viral” de Narón que recupera su historia mediante fotos

A través de una página web y las redes sociales, Daniel Ameneiros pone en valor la vida en O Val

Julia, con la pañoleta, y su hermana Adelina, con el sombrero, llevando a cabo la malla del maíz. Junto con ellas, Balbina do Cádavo, con un traje azul y, al fondo, recogiendo la paja, Cecila. El dueño de la maquinaria que se refleja en la fotografía era Antón de Filgueira. 1973
Cuatro mujeres llevando a cabo la malla en, aproximadamente, 1973
Juancar, el hijo de "Carlocho"

El hijo del Zurdo y de Manola do Roxo, Daniel Ameneiros, no conservaba ninguna foto de su bisabuelo. Sin embargo, las tornas cambiaron cuando decidió comenzar “O Val na memoria”, un proyecto que haciendo caso al refranero, que dice que “una imagen vale más que mil palabras”, recupera la historia de esta parroquia de Narón de la forma más fiel posible: mediante las vivencias e instantáneas de sus propios vecinos.

Mediante la página web del proyecto, o a través de sus redes sociales (Facebook e Instagram), Ameneiros pone a disposición del público retales de muchas vidas. La primera publicación por la mañana, la segunda por la tarde. Así, y con una idea que se concibió sin ningún tipo de pretensión o ínfulas de popularidad, ha creado una comunidad en la que toman parte tanto mayores como pequeños que, de alguna forma, están redescubriendo su propia historia.

Detrás del proyecto, Daniel Ameneiros
Detrás del proyecto, Daniel Ameneiros
Emilio Cortizas

Después de un post en una de estas plataformas, Ameneiros recibió un mensaje. “Una chica me contactó. Me explicó que tenían muy pocas fotos de la familia” y él acababa de recuperar y hacer pública una instantánea de su abuela. “Van apareciendo porque, si tenías varias copias, se las repartían a las personas que salían o a sus amigos. Hay fotos que están realmente bien preservadas y que no necesariamente son de una misma familia, sino que se entremezclan varios vecinos”, explica el diseñador gráfico, que comenzó con este proyecto hace cinco años, aproximadamente.

Pero estas curiosidades no solamente se quedan en anécdotas sino que también salpican el propio hogar. Es más, él mismo pudo retratar a sus antepasados, caras hasta el momento desconocidas. “Fui a buscar material a casa de un señor y ahí vi a mi bisabuelo”. Una vez llegó a casa se sentó con sus padres, después llegaron sus tías y, juntos, pudieron recuperar la historia de Gumersindo.

Procesión en Baltar
Procesión en agosto de 1971
CEDIDA

Hoy, su vida, como la de muchos otros vecinos de esta parroquia naronesa se encuentra inmortalizada no solo en las casas, sino también en internet, en una plataforma que va ganando adeptos. Aproximadamente 350 capturas están disponibles en la plataforma de Ameneiro, que pone a disposición todos sus recursos para poder seguir llevando a cabo esta hazaña de recuperación de la memoria histórica.

De hecho, es él quien, la mayoría de las veces, se encarga de clasificar y compartir el material que le van cediendo y, entre risas, confiesa que “tiro mucho de mi madre” a la hora de poner nombre y recordar las vivencias de cada protagonista.

"Zurdo", el padre de Ameneiros en Baltar a mediados de la década de 1950
"Zurdo", el padre de Ameneiros en Baltar a mediados de la década de 1950
CEDIDA

“Antes también me apoyaba mucho en mi padre, que falleció este año. Él tenía una gran memoria y se acordaba de mucha gente, pero también del entorno”, indica. De hecho, explica la importancia de este punto, y es que “Saber cuál es el contexto te ayuda a aprender muchas cosas que no conocías, puesto que no había una cámara en cada casa, sino que había fotógrafos, sobre todo, en las fiestas, que trabajaban de forma itinerante y vendían en el producto. Ahora sería inviable hacer algo así”, reflexiona.

Por ello no es de extrañar que, a pesar de centrarse en la vida de O Val, muchos de los momentos inmortalizados sean en territorio ferrolano, en romerías de gran afluencia.

Gracias a esta puesta en valor del contexto, también ha podido divulgar cuestiones sobre la parroquia que se le escapaban a muchos, como la caída del campanario. Este trágico suceso se consiguió solventar gracias a los propios habitantes ya que, como reflejó “El Correo Gallego”, el periódico del momento, hubo una serie de aportaciones, “con nombre y apellido” por parte de los vecinos y vecinas.

La comunidad

Ameneiros decidió hacer su propia web después de años de trabajo que se perdieron por culpa de plataformas de terceros. Ahí empezó, primero, con sus familiares y ahora “ya lo amplié a todo”, comenta entre risas, y es que en la comunidad de Facebook ya suma a cerca de 1.200 personas que siguen diariamente sus publicaciones. Desde bodas hasta rifas de los clubes de fútbol

Equipo de fútbol de la parroquia en Semana Santa de 1974
Equipo de fútbol de la parroquia en Semana Santa de 1974
CEDIDA

Y es que, en realidad, el contenido no se acaba. Sabe que es finito, pero por ahora, “tengo tres álbumes, por ejemplo, todos de una misma señora”. Asegura que “tiene muchas fotos”, pero que su forma de trabajar se centra en la pluralidad, por lo que intenta intercalar diferentes elementos y, hasta el momento, reconoce que la respuesta por parte de su público ha sido “realmente buena”, cuestión que se deja ver también en los mensajes que le llegan, muchos de hijos o nietos que han encontrado en estas fotografías un punto en común para hablar del pasado con sus padres y abuelos. “Es, en cierta manera, una forma de recordar, de poder traer a la memoria ciertos momentos. Esa, sin duda alguna, es la parte más bonita”, asevera. Pero a pesar del buen sabor de boca, el diseñador gráfico asegura que este es un trabajo que consume mucho tiempo al desarrollo de su profesión, puesto que esta iniciativa, además de abierta al público, es completamente altruista.

“Cualquiera puede contactar conmigo por teléfono. Ahí yo pido ciertos datos para poder identificar la fotografía y, a partir de ese momento, vemos si la persona tiene la posibilidad de escanearla ellos o si voy yo, me las traigo a casa y las devuelvo”, todo ello, expone, con el único objetivo de que se puedan disfrutar en la mayor calidad posible. De hecho, ahora tiene la capacidad de “tener a una parroquia pendiente de las redes”, ríe, y es que “esta es una zona grande y, no sé cuántas familias habrá, pero a pesar de ser un proyecto pequeño, la participación es realmente importante”.

Andrés, Carro, Rojo y Nodar. Camareros de la Sala de Fiestas La Concha en 1974
Andrés, Carro, Rojo y Nodar. Camareros de la Sala de Fiestas La Concha en 1974
CEDIDA

Ahora, cerca de 1.600 personas participan en esta iniciativa para la que, como recuerda su impulsor, está habilitado un formulario de contacto, que está siempre disponible, para que todos aquellos que guarden un tesoro en color o blanco y negro puedan tener su hueco en este espacio reservado para el pasado de los vecinos y vecinas de O Val.

Este proceso de recuperación no ha exonerado a Ameneiros de más de un café, donde la prueba gráfica se acompasa con la tradición oral y en la que se recuperan las nomenclaturas clave.

“En realidad, los nombres de siempre son la forma más sencilla de que la gente se reconozca. Por ejemplo, ‘Fina de Colás’ –en vez de Josefina Fernández, por ejemplo– sabes de qué casa es, nos identificábamos por una familia. Ahora, sin embargo, no somos de nadie y tampoco trabajamos en común. Somos desconocidos”, asegura pero, en cierta medida, y aunque sea a través de una pantalla, “O Val na memoria” no deja de hacer familia.

Una curiosa ecuación en la que pasado y modernidad tienen resultado positivo.