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San Sadurniño

En busca de financiación para cuidar una de las joyas de la comarca: el castillo de Naraío

La duquesa de Alba y el alcalde por aquel entonces, Constantino Bedoya, firmaron en octubre de 2005 el documento de cesión de uso de la fortaleza, con una vigencia de 30 años

Imagen de archivo de la fortaleza modestina
Imagen de archivo de la fortaleza 
Jorge Meis

Los vecinos y vecinas de San Sadurniño conviven con una joya histórica que corre peligro de derrumbe. Se trata del castillo de Naraío, cuyo uso le pertenece al Concello desde octubre de 2005. Por aquel entonces, el alcalde popular Constantino Bedoya rubricó un convenio de cesión con la duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, por un periodo de 30 años. 

Buena parte de los méritos de este acuerdo corresponde a la entidad vecinal que lleva por nombre, precisamente, el de la fortaleza –AVV O Castelo de Narahío–, que nació como explica el actual concejal sadurniñense, Manolo Varela –miembro de la entidad por aquel entonces–, con dos objetivos fundamentales: cuidar el patrimonio natural –fundamentalmente, el río Castro– e histórico de la parroquia.

“Cando comezamos no goberno, conseguimos os primeiros fondos e fixemos as primeiras intervencións (2008). Pero o abandono era tal, que fai falta moita más inversión. Aínda quedan algúns contrafortes que están bastante tocados, con perigo de derrubamento. Non se pretende, por suposto, reconstruílo, porque sería un disparate económico, pero si polo menos consolidar o que hai”, expone el responsable de las áreas de Desenvolvemento Local, Participación Veciñal e Xestión Interna.

Precisamente, con el objetivo de lograr aportaciones económicas parar realizar estas intervenciones, el alcalde, Secundino García, y la edila Araceli Bellas, aprovecharon el viaje a principios de 2025 para tomar parte en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) de Madrid para reunirse con la Fundación Casa de Alba y exponerle a la institución la urgencia de prorrogar el acuerdo, pese a que está en vigor hasta octubre de 2030.

“Explicámoslles que moitas administracións exixen ter a propiedade por un mínimo de dez anos e xa non os teriamos”, explica Varela, que apunta que “a nova cesión imos tela. Xa están os papeis na notaría da fundación e estamos agardando a que nolos envíen. O que non sabemos é por canto tempo vai ser. O lóxico sería por outros 30, que é o máximo que permite a lei”, expone el edil.

Fondos

Con la certeza de que el convenio de cesión se prorrogará, el Ayuntamiento sadurniñense llamará ahora a todas las puertas necesarias para conseguir financiación. “Pedirémoslla a todas as administracións. O lóxico é que se faga a tres bandas, entre o Concello, Patrimonio da Xunta e o Goberno central”.

Imagen de archivo de la fortaleza modestina
Imagen de archivo de la fortaleza 
Jorge Meis

Manolo Varela comenta que entre las actuaciones pendientes “hai moito traballo de arqueoloxía. A idea é ir atopando financiamento e ir explorando por zonas delimitadas, por parcelas”, comenta.

Historia

Son muchas las conjeturas que existen alrededor de los orígenes de esta fortaleza, sobre todo por no haber documentos fidedignos sobre quién lo ordenó edificar.

Tal y como se explica desde el Ayuntamiento, los estudios más recientes apuntan que el castillo ya estaba en construcción en el siglo XI. Mientras, el ingeniero catalán Comerma i Batalla sugirió que el edificio pudo pertenecer a la familia de los Piñeiro, hasta que el rey Pedro I se lo arrebató en 1364 para otorgárselo a Fernán Pérez de Andrade “O Bóo”, en recompensa por los servicios prestados.

Diez años después, el rey Henrique II de Trastámara confirmó a Pérez de Andrade esta propiedad –tras su apoyo en la lucha contra su hermano Pedro I–. “A fortaleza foi, segundo se cre, cárcere de malfeitores e tamén para morosos”, expone el Concello en su página web, en donde rememora que el castillo fue uno de los principales escenarios de la primera revuelta Irmandiña (1431), liderada sin éxito por Roi Xordo contra Nuno Freire de Andrade “O Mao”.

Imagen de archivo de la fortaleza modestina
Imagen de archivo de la fortaleza 
Jorge Meis

Posteriormente, entre 1466 y 1469, volvió a ser uno de los focos de la guerra Irmandiña, resultando la fortaleza derribada y siendo reconstruida luego por los propios sublevados como castigo. El castillo llegó a manos de Diego de Andrade y, con el paso de los años, a la Casa de Alba, actual propietaria. Desde el siglo XVII permaneció abandonado y Varela recuerda que durante un tiempo se usó para obtener materiales de construcción. “Chamábanlle a canteira. A xente ía e especulaba coa pedra. Desmontouse todo e quedou o que quedou”, lamenta.