Manuel Fumás, investigador | “Creemos que quedará siempre un enigma difícil de resolver en el Segaño”
El vicepresidente de Sonars remarca que Galicia es uno de los lugares del mundo con más restos arqueológicos sumergidos

Manuel J. Fumás Soldevilla es uno de los investigadores que firman el artículo “Resultados preliminares de la prospección arqueológica subacuática en el Segaño (Ría de Ferrol, Galicia)”, recientemente publicado en la Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social de la Universidad de Cádiz. En él se abordan las hipótesis sobre el origen de una serie de piezas de artillería naval tras una intervención que tuvo lugar en diciembre de 2022.
La historia de este descenso para su investigación se remonta a antes de 2022, ¿no?
Sí, a 2015, cuando encuentra los cañones Marcos. Suele ser así. Uno de los hallazgos más potentes que han ocurrido recientemente en España ha sido el del “Ses Fontanelles”, en Mallorca, y fue un señor que estaba haciendo snorkel a apenas tres metros de profundidad el que encontró un pecio prácticamente intacto. Pasó por allí y dio parte a las autoridades, como pasó con Marcos.
¿Qué pasos hay que dar para realizar una prospección como la que realizaron en la zona del Segaño de Ares?
Galicia es, sin lugar a dudas, uno de los sitios del mundo con más restos arqueológicos sumergidos. Hay como unos 1.500 contabilizados, sin contar los posibles que se pueden hallar en las zonas de servidumbre –lugares en donde se elucubra que puede haberlos–, que serían hasta 8.000. Muchos de ellos no tienen la importancia de un galeón, por ejemplo, y da la sensación de que son como secundarios y que no merece su estudio. Además, para hacer una prospección necesitas una serie de permisos administrativos y una logística que, en nuestro caso, nos la proporcionó la Unidad de Buceo de Ferrol de la Armada. Porque esto nadie lo financia. Tuvimos también la ayuda del especialista en artillería naval de la Asociación, que es Yago Abilleira, lo tenía cerca e hizo todas las gestiones.
¿Cómo fue la intervención? Creo que las características de la ría la complicaron un poco.
Sí, había que hacerlo en un momento en el que no hubiese mucha sedimentación y que la laminaria permitiese ver el fondo. Lo hicimos en diciembre, con el agua muy fría y, en dos días, contabilizamos, medimos, realizamos la fotogrametría y pasamos el detector de metales para saber si había más artillería alrededor. El gran problema está en que, al no haber nada de arquitectura naval, no nos dio pie a creer que aquello fuese un naufragio, sino que las rocas de esa zona podrían haber roto el casco de la embarcación y, para tratar de mantener la flotabilidad, soltaron lastre, lanzando lo que más duele, lo que más cuesta conseguir: las bolas y los cañones. Quedando solo estos, en un lugar con una concreción tan grande y una corriente tan dura, hicimos lo que pudimos. Llegamos a la conclusión de que los cañones podrían ser españoles y que hubiesen sido realizados en Santander.
Hay un apartado muy honesto en el artículo en el que reconocen que la fotogrametría falló. ¿Qué pasó?
El problema fue la sedimentación. Vimos que la fotogrametría, que viene a ser muy superior a la medición manual, nos daba una desviación de unos 10 o 15 centímetros. Obviamente nosotros nos tenemos que creer las mediciones in situ manuales, porque hemos tenido la suerte de poder estar allí. Esta es una de las cosas que nos obliga a hacer una revisión arqueológica del yacimiento cuando se pueda. Hay que volver al Segaño, volver a medir, volver a hacer la fotogrametría... No queda otra.
¿Tienen ya una fecha?
No. Hay que ver la disponibilidad de los arqueólogos, de los buzos de la Armada, saber si hay nuevamente una buena sintonía entre ambas antidades... Nuestra intención siempre ha sido la de sumar, para que la carta arqueológica subacuática de Galicia sea lo más completa posible y para que todos estos yacimientos secundarios tengan peso en la misma. Esto forma parte del patrimonio sumergido de Ferrol y los ferrolanos tienen el derecho también de saber qué tienen ahí, qué fue lo que pasó. Tenemos la sensación de que no fue un navío importante, por lo que tampoco tenemos una histografía redactada que podamos consultar. Creo que quedará siempre un enigma, el de los cañones del Segaño, muy difícil de resolver. Ojalá, en un futuro, alguien sea capaz de hacerlo. Pero ahora mismo, a nivel académico, es muy difícil saber qué navío ha sido.


