La falta de mantenimiento y medios hacen de Ferrol la ciudad de las señales torcidas
El municipio sufre, desde hace años, una importante carencia en la conservación de su señalización vial. Conscientes de ello, desde el Concello se preparan dos contratos diferentes para su cuidado

El término municipal de Ferrol arrastra desde hace años un problema de mantenimiento general de sus viales e infraestructuras que las diferentes corporaciones han intentado atajar con mayor o menor éxito, pero que nunca se ha logrado solucionar del todo. Tanto es así que en muchos casos la situación se ha normalizado entre los vecinos, hasta el punto de que estas deficiencias, a base de formar parte del día a día de los ferrolanos, se convierten casi en invisibles.
El mayor ejemplo de ello que ha podido comprobar quien suscribe estas líneas tuvo lugar hace escasas semanas, cuando una compañera, natural de otro municipio, hizo referencia a la sorprendente cantidad de señales de tráfico torcidas que había visto a lo largo del núcleo urbano. Razón no le faltaba y, sin embargo, pese a haber caído en la cuenta de esta realidad no fue hasta dicho comentario que se hizo evidente que era un asunto que había que visibilizar.
El origen de esta situación, al igual que otros males estructurales que afectan al concello, es, como explica el concejal de Obras e Servizos, José Tomé, que "en la actualidad no tenemos contrato de mantenimiento ni de pintado de la señalización horizontal y vertical”. “Cuando hay que hacer alguna reparación la realiza la pequeña cuadrilla de obra que tenemos, pero no da abasto, por eso está un poco abandonado esto”, admite el edil, señalando que los medios disponibles en la actualidad –incluso después de la ampliación de personal programada para este equipo de operarios– no es suficiente para ofrecer un servicio municipal y que, al menos por el momento, se va a optar por una prestación externa.

Así, como relata Tomé López, el gobierno local está trabajando en dos contratos de mantenimiento diferenciados pero complementarios. Por una parte, uno para el repintado de la señalización horizontal, incluidos pasos de peatones, que se encuentra en fase de evaluación y que se adjudicará en las próximas semanas; y, por otra, uno para el cuidado de las indicaciones viales en general y que incluye la reparación de todas las verticales. Así, el primero, valorado en 737.164 euros –sin impuestos–, se plantea como un encargo de actuación, con un plazo de ejecución de cinco meses, mientras que el segundo será un servicio con un coste aproximado de 333.000 euros por ejercicio durante dos años y prorrogable por otro más.
Los desperfectos
En cuanto al por qué tantas señales están torcidas, el responsable de Obras e Servizos apunta que no se trata de una única causa, sino de múltiples factores que se ven agravados por la carencia del mencionado contrato de mantenimiento. Así, en muchas ocasiones se trata de actos vandálicos, especialmente en aquellas señales verticales que no se sustentan sobre un poste, sino sobre un soporte clavado en una fachada. En estos casos, los elementos más que torcidos se encuentran desviados de su eje o directamente plegados alrededor del anclaje, fruto de años recibiendo golpes.

Aquellas que se sostienen sobre un mástil, por otra parte, tienden a terminar desviadas a causa del tráfico rodado, bien por golpes durante un giro demasiado amplio, una marcha atrás mal calculada, el exceso de confianza a la hora de “montar” la acera o directamente una conducción temeraria o un accidente. Otro motivo que destaca el edil y que se une a la falta del servicio de reparación son las condiciones meteorológicas, especialmente los episodios de fuertes vientos que se registran durante todo el año pero especialmente en la época invernal. En este sentido, José Tomé indica que la causa se puede averiguar la mayor parte de las veces por “la base”, apuntando que, si es por el tiempo, “se puede ir torciendo poco a poco”, pero “cuando están arrancadas de cuajo es vandalismo o que le ha dado un coche”.
Reparación
A todo esto se suma la mencionada falta de medios a la hora de arreglar los desperfectos. Y es que, en muchas ocasiones, la acumulación de trabajo y la necesidad de acometer una reparación lo antes posible no permite una actuación que garantice el acabado y la estabilidad que aportaría una empresa especializada.
Un buen ejemplo de ello son la indicación de la parada de taxis a las puertas del teatro Jofre y la prohibición de aparcar situada justo enfrente. Ambas señales están notablemente torcidas y las dos han sido arregladas aplicando cemento a la base, pero la primera presenta grietas y una doblez que da cuenta de más impactos, mientras que la segunda se ha ido desprendiendo por la falta de agarre del hormigón en el firme ajardinado. Así, tanto una como otra presentan un aspecto similar pese a las diferentes causas del desperfecto, concluyéndose que su estado se debe, en última instancia, a la falta de un servicio continuo que garantice un arreglo duradero. “Nosotros lo que podemos hacer ahora es poner al día los contratos (...) por eso ahora hacemos el de pintado y a continuación el de mantenimiento”, afirma el responsable municipal, incidiendo en que el objetivo es que el encargo salga adelante lo antes posible para que quede cubierto “lo que resta de mandato y el próximo”.

Otra cuestión que se abordó con Tomé es qué sucede cuando se da una situación así en una carretera que es competencia de otra administración –como aconteció este año con una de las señales de la nueva rotonda de la avenida de As Pías, que se la llevó por delante de madrugada una furgoneta de reparto y no se reparó hasta poco antes de la inauguración de la infraestructura–. A este respecto, el concejal explica que el proceder del Concello depende de cada situación, especialmente en casos en los que pueda suponer un riesgo. “Aquí tenemos unas diez carreteras que son competencia de la Diputación, así que cuando nos avisa un vecino de una señal caída, aunque no sea nuestra responsabilidad, si vemos que hay algo de peligro intervenimos con nuestra cuadrilla”, afirma, aunque incide en que se avisa al organismo responsable.
Denuncia en Ferrol Vello
Las consecuencias del mal estado de la señalización, tanto horizontal como vertical, va más allá de la imagen de ciudad que se proyecta al exterior –dado que al interior, en última instancia, se asume–, sino que también afecta a la seguridad y, como denunciaron esta semana varios vecinos de Ferrol Vello, incluso al bolsillo. Los afectados critican que la falta de una demarcación clara de las zonas de aparcamiento ha hecho de las multas algo arbitrario, afirmando que algunos vecinos han sido sancionados por estacionar en áreas supuestamente prohibidas con las indicaciones completamente borradas, mientras que otros dejan sus vehículos en puntos claramente no permitidos pero que, al estar menos transitados –poniendo como ejemplo las calles Carme Curuxeiras y Benito Vicetto–, nunca son amonestados por la Policía, incluso cuando suponen un problema para el tránsito peatonal o la accesibilidad a viviendas y locales.

Respecto a esta situación, el concejal José Tomé señala que, si bien es cierto que mucha señalización horizontal se ha borrado –y que por ello se está licitando primero el pintado de la misma–, “si hay una vertical que indica que no se puede aparcar, entonces va a actuar la Policía Local, que es la que tiene competencias sobre ello”. En este sentido, el edil apunta que el estado de estas indicaciones antes era responsabilidad del departamento de Seguridade, pero que ahora ha pasado a Obras e Servizos, y que, en cualquier caso, la labor de esta área se basa en las indicaciones y los informes que realizan los propios agentes municipales para el pintado de las mismas. En cuanto a las multas, como subrayó Tomé López, es una cuestión que depende del cuerpo de seguridad –y, por tanto, las labores de vigilancia y control de estacionamiento están determinadas por los efectivos disponibles y las necesidades concretas de cada barrio–.
Los vecinos proponen como solución la creación de más plazas de aparcamiento, pero eso ya se trata de una problemática muy distinta que habrá que abordar en un futuro.
