Festea celebra diez años de cultura teatral para familias en Ferrol
Viravolta Títeres estrenó este viernes el programa del festival, que ofrecerá espectáculos gratuitos hasta el final de noviembre

El festival de teatro de objetos y monicreques Festea, que se estrenó este viernes en el Centro Torrente Ballester con una de las compañías más veteranas en Galicia, Viravolta Títeres, cumple diez años en esta edición. Este mismo sábado 12, continúa la propuesta en el mismo escenario, a las 18.30 horas, a cargo de los argentinos Agarrate Catalina, que interpretarán “La luna como testigo”. No obstante, estas citas, que organiza el Concello de Ferrol con la colaboración de Hotel Almirante y bajo la dirección artística de la asociación cultural Titerario, continuarán por otros puntos de la ciudad, como el próximo fin de semana en Caranza, con un total de 13 funciones hasta que termine noviembre.
Uno de los principales atractivos que mantienen al evento con vigor durante toda esta década es su carácter internacional. Entre las nueve compañías participantes se encuentran dos portuguesas (Caricata y Fio d’Azeite), una italiana (Zaches Teatro) y otra con múltiples procedencias (Teatro escena, de Colombia, Argentina, México y Galicia). En cualquier caso, aunque los intérpretes han adaptado sus idiomas al público que se encontrarán en Ferrol, el director artístico, Plamen Dipchikov, recuerda que “el lenguaje de los títeres es universal, lo más importante es lo que ves”.
Viravolta Títeres es el único colectivo gallego que se incluye en el cartel, que todos los años tiene hueco para proyectos de Galicia, porque “el público de aquí tiene derecho a ver, dentro de este festival, espectáculos de compañías de aquí”, aclara, aunque el objetivo sea acercar obras de distintos sitios del mundo.
En el caso de este grupo de Lalín, que estrenó la décima edición y que volverá a actuar con un estreno absoluto de una versión de Pinocho, destaca su amplia experiencia (fundada en 1982 por Anxo García, Pilar Álvarez y Xulio Balado). Durante estos más de 40 años de trayectoria, no solo han ofrecido espectáculos sino que también se dedican a la investigación y preservación de la tradición propiamente gallega de los títeres.
En relación con esto, Viravolta tuvo una “participación muy activa”, tal como apunta Dipchikov, en el documental “Morreu o demo, acabou-se a peseta” (dirigido por Pedro Solla, 2012), que se proyectó el año pasado en el Ateneo Ferrolán, donde las marionetas tradicionales de la compañía se exhibieron en una exposición. Estas iniciativas se enmarcaron en unas jornadas formativas de la Red de Festivales Internacionales de Títeres de Otoño –Ritto–, una entidad a la que ya no está vinculada la asociación cultural Titerario.
Por otra parte, el aspecto internacional que define a Festea se complementa con el objetivo intergeneracional. Las funciones se dirigen al público familiar en el sentido más estricto, con trazos interesantes tanto para los adultos como para los pequeños. Así, el director artístico hace énfasis en que existen dos niveles distintos en las historias que se cuentan: “un mensaje que funciona para los niños”, lo que califica como “el cuento”, y una capa más profunda que se enfoca en los padres, con la vista puesta en “que no se aburran, que también luego tengan un tema del que hablar cuando vuelvan en casa y para que no termine la experiencia con el final del espectáculo”.
Historia
Dipchikov ya deseaba desarrollar un festival como este hasta que en 2016, cuando todavía no existía por la zona ninguna programación de tal envergadura centrada en este tipo de teatro, le realizó la propuesta al que entonces era concejal de Cultura, Suso Basterrechea, que se interesó desde el primer instante.
A partir de entonces, la iniciativa fue ganándose a los espectadores que, como en cualquier arte escénica, son fundamentales, y en este caso de Festea no serían menos. En 2025 se cumple la décima edición, un logro que destaca el director artístico: “diez años no son poca cosa, son casi dos generaciones que entran como público”.
La participación de la gente no solo da sentido a las representaciones, sino que con la propia asistencia se cumple uno de los objetivos por los que nació el evento, “educar” a los espectadores, que “luego salen y van a otro tipo de espectáculos”, relata. Cada año cambian las funciones y compañías “pero el público es siempre fiel”, destaca Dipchikov, valorando que a lo largo de esta década ha logrado conocer personalmente a las familias, identificando trazos como dónde se suelen sentar.
Así, desde la asociación cultural Titerario pueden presumir de haber generado “una costumbre de consumir teatro” en Ferrol, con familias que se van moviendo entre los distintos escenarios propuestos.
Coincidiendo con el décimo aniversario, el festival se amplía en este sentido. Además de llevar algunas funciones al centro cívico de Caranza, el sábado 18 de este mes y el 8 de noviembre, Festea expande su alcance a otros barrios, como en este caso a O Inferniño, con la oferta de una obra en el centro cultural Carvalho Calero.
Asimismo, en relación a la dimensión educativa de estos encuentros, el director artístico entiende que, a la hora de diseñar las propuestas, debe “trabajar por el público”, por lo que uno de los puntos a los que presta especial atención es la oferta de “muchísimos estilos, formatos, técnicas...”.
De hecho, “incluso he programado payasos”, recuerda, entendiendo el clown como un formato intermedio entre el teatro de títeres y el dramático: aunque en escena el actor no vaya acompañado de una marioneta, “su comportamiento, su entidad, es bastante parecido al de un personaje de títeres”, con la ingenuidad propia de un niño “que está buscando la verdad dentro de la mentira”.
El teatro mismo se asienta precisamente sobre estos dos conceptos, ya que, según expresa Plamen Dipchikov, “a través de esta mentira conocemos la verdad”. Algo similar pensarían ya en la antigua Grecia, a cuya civilización se atribuyen las primeras representaciones teatrales, “cuando los espectáculos duraban horas y horas” hasta que se terminaban resolviendo mediante “Deus ex machina”.
Abandonadas estas construcciones inmensas e imponentes, el teatro que se da a conocer en Festea mantiene la parte simbólica de lo inerte, ya sea a través de objetos cotidianos a los que se dota de personalidad o de la elaboración artesana.
Por este motivo, no es redundante calificar el evento como un festival de teatro de objetos y monicreques. El primer caso, por ejemplo, se puede encontrar en la escoba animada para la función de “Mago de oz”, a cargo de la madrileña Canica, y el segundo podrá observarse, entre otras, en la representación de “Circu_nstancia”, por parte de la portuguesa Fio d’Azeite, que utilizará las creaciones de Marionetas Rui Sousa.
Este oficio, que muchas veces desempeñan los propios actores, emplea a numerosos especialistas que crean auténticas obras de arte. Sin embargo, la magia de este tipo de teatro es que “a veces, las marionetas improvisadas tienen tanta fuerza, que pueden dominar a otras hechas con propósito”, concluye.
