“Oficio” periodístico
El Periodismo fue un “Oficio Ilustre”, pero parece que se va “desaprendiendo”, de forma paulatina, por parte de bastantes de los veteranos y nuevos profesionales, y pienso que hasta lograrán su desaparición, como tal “oficio”. Yo afirmo que el Periodismo lo es, además de una profesión.
Hoy, el periodismo parece haberse convertido, exclusivamente, en opinión interesada, manipulación y “posverdad”, donde los hechos objetivos dan paso a discursos emocionales o las creencias personales de los propios “informadores”. Esto es lo que se lleva ahora y los medios de comunicación, con criterios exclusivamente empresariales y políticos, lo aceptan y. asumen sin rubor.
Los jóvenes reporteros de los años “sesenta” del siglo pasado, verdaderamente “mamábamos” el aprendizaje del oficio en las redacciones de nuestros respectivos medios de comunicación y, por supuesto, los mejores profesores eran nuestros “viejos” compañeros de profesión. ¡Cuánto aprendí yo en las salas de redacción de “La Voz de Galicia” o en “Ferrol Diario” de aquellos maestros y magníficos profesionales, como eran Paco Valle Romero, Vicente Leirachá, Arturo Lezcano, Eugenio Pontón, Mario Couceiro, Andrés París, Ámbar, Vicentón, etc.
Como decía aquella oriental, que salía en un programa de humor de la Televisión de hace algunos años, a la que, de “coña”, denominaban “Dolores Conichiguá”: ¡Así me lo aprendí yo...! Siempre terminaba así sus frases. Como ya dije, el “oficio periodístico” lo aprendí “mamándolo” en el trabajo cotidiano, acudiendo al pie de la noticia, observando con detenimiento el escenario de lo noticiable, preguntando siempre a los testigos o a los vecinos, tomando continuamente notas y no era necesario señalar al fotógrafo, que nos acompañaba en nuestras correrías por “Ferrolterra”, lo de debía fotografiar. Él lo sabía, porque también conocía perfectamente su oficio. Luego, con esos datos y las fotos, en la redacción, escribíamos y montábamos lo que eran las noticias del día.
“Creábamos”, si era preciso, “lo noticiable”, que nunca se basaba en algo falso o en mentiras. De ahí salía un reportaje, una entrevista, un comentario, un “suelto”… lo que fuese. Siempre con la verdad y la investigación documentada, contrastada y veraz. Sin manipulación.
La Facultad de Ciencias de la Información, por la que yo pasé posteriormente, sin duda, tuvo, tiene y seguirá teniendo muy buenos profesores, pero los alumnos que de allí salen actualmente, me temo que lo hacen con cierto desconocimiento de como, en verdad, se ha de ejercer esta profesión, en francas vías de transformación o... ¿de extinción? De todas maneras, no olvidemos que Paco Marhuenda o Antonio García Ferreras, entre otros, son profesores en la Facultad. No hago más juicios de valor sobre ellos. Los lectores tendrán su propia opinión.
¡Ojalá me equivoque!, pero, lo que se dice el “oficio” de periodista, ha entrado en francas vías de extinción... los profesionales de la información se han transformado en otra cosa! Es el tiempo de la “posverdad”. Ha nacido una especie de “seudoperiodismo”, mercenario, demagógico, corrupto y cínico, que, como decía el gran Joseph Pulitzer, crea un público tan vil como ese periodismo. Esperemos que esto no sea asi, y se tome conciencia de lo que debe ser el oficio periodístico de verdad.
