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La justicia española pendiente de hacer la transición democrática

Sobran los choques y falta una razonable colaboración entre los tres poderes del Estado para una democracia de más calidad. Es palmario que hay partidos que sitúan jueces alfil al servicio ideológico de las derechas en los órganos decisorios judiciales para salvar sus vergüenzas, pero también hay jueces con ética profesional que cumplen con su deber. No solo son los partidos los que hacen política, también la hacen algunos jueces a través de los partidos. No sería lo mismo si estos jueces los situaran para defender el Estado de Derecho. Por eso proliferan asociaciones de jueces para colocarse en los más altos cargos del Consejo G. del Poder y del Supremo y demás tribunales autonómicos. La presidenta del Consejo del Poder Judicial se quejó de las críticas a jueces en la apertura del año judicial, pero no criticó que sus jueces tramitan denuncias con recortes de prensa, como hizo Peinado, y criticando y manifestándose con las togas delante de los juzgados contra la tramitación de leyes “non natas” en el parlamento como si de políticos se tratara. No quieren leyes que hace el gobierno progresista elegido por los ciudadanos cada cuatro años, mientras ellos tienen asegurado su puesto de trabajo hasta su jubilación sin pasar por el veredicto de las urnas. Que algunos jueces hacen política y políticos quieren hacer justicia, nadie puede dudarlo porque a la vista está y esa política y justicia a cara de perro que va contra el bien común.

La presidenta del Supremo y del Consejo G. del Poder Judicial no se dio cuenta de la deriva que están tomando los jueces Hurtado y Peinado, entre otros, que en ninguna democracia ningún juez mandó que se registrara el despacho del Fiscal General incautando datos sensibles de la seguridad del Estado y vulnerando la ley de protección de datos por culpa de una querella del defraudador novio de Ayuso contra el Fiscal General culpándole de filtrar un correo que todos los periodistas conocieron antes de ser publicada la nota de prensa aclaratoria sobre otra nota del defraudador novio de Ayuso y que su asesor Mar manipulo y envió a los medios afines. También el Supremo no anuló las denuncias de manos limpias con recortes de prensa que tiene prohibido el Supremo, anulando el trámite irregular de Peinado, ni le impidió que fuera dos veces a la Moncloa a preguntarle al presidente si Begoña Gómez era su mujer, y a Bolaños haciéndole poner una tarima para subirse Peinado al pedestal.

Todo esto desacredita a la justicia española ante el mundo. Y lo grave es que en los órganos que preside Perelló nada le sonrojo ni antes ni ayer en la apertura del año judicial dando a demostrar que nuestra derecha no merece su crítica cuando el dirigente del PP Pons dijo que el Tribunal Constitucional era un cáncer para la democracia y el Estado de Derecho. Ahora que no tienen mayoría en el TC después de cinco años de bloqueo por el PP y en contra de lo que dice la Constitución. Por eso hay un informe del Consejo de Europa comparando la justicia española con países como Turquía por su sesgo ideológico conservador que influyen en sus decisiones.

Para comprobar que hay política en la justicia no hay más que ver cómo proliferan las asociaciones de jueces, no para mantener su independencia, si no para alcanzar representación en los órganos judiciales con mayoría conservadora cuando gobierna la derecha y cuando el gobierna la izquierda bloquean la renovación de los órganos judiciales. La mayoría de jueces padecen ideología conservadora y de ultra derecha tal como refleja el informe del Consejo de Europa.