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Son incontables las veces que todos hemos escuchado repetidamente y en boca de diversos líderes políticos aquello de que “en política no vale todo”. Le he dado mil vueltas y reflexionado tratando de averiguar lo que no vale y, lamentablemente, no encontré resultados porque, amigos lectores, en España en pleno siglo XXI, vale todo. Que un gobierno nombre fiscal general de estado a uno de sus ministros, en este caso ministra, vale. Que el presidente del Gobierno pregunte retóricamente ¿de quién depende la fiscalía? Vale también y además deja claro que el fiscal general tiene un jefe político. Que el presidente del Gobierno ataque a jueces vale y deje así la independencia judicial estigmatizada para siempre. Pactar con terroristas vale, pero no era suficiente, desde el Gobierno se llegó a nombrar a Arnaldo Otegui, terrorista condenado, como un hombre de paz e incluso, los más asilvestrados llegaron a titularle como un hombre de estado.

Que España se quema, pues sale un ministro a hacer chistes con el fuego y también vale. Que hay que negociar los intereses generales del estado con un fugado de la justicia, pues vale también. Condonar la deuda a los despilfarradores catalanes también vale, aunque no sea condonación alguna, se trata de que todos los españoles paguemos lo que los independentistas se fundieron en su golpe de estado, la deuda amigos no desaparece, como la energía se transforma, en este caso, en cargar la mochila de cada español con un trocito de esa deuda. Pero vale también, barra libre para los malversadores.

Que Zapatero dejó España en la ruina, haya congelado pensiones y el sueldo de los funcionarios vale, pero no vale preguntar de dónde sacó su fortuna que apartó a aquel diputado por León de compartir coche a Madrid para pagar menos a ser toda una fortuna con un gran incremento patrimonial que nadie es capaz de explicar, aplíquenle el mismo cuento a Pepe Blanco al que hace unos pocos años le dabas la vuelta y no caían ni monedas y ahora, tras su paso por el Gobierno es otra fortuna andante.

Que hace falta los votos de los golpistas catalanes, pues se les amnistía a medida ¡como no iba a valer! Que en España hay un apagón y nadie nos explica lo que pasó pues vale, pero eso sí, el Gobierno presume de ser el más transparente de la historia. Que dos secretarios de organización del PSOE sean unos presuntos delincuentes y que el secretario general diga que no sabía nada, vale, no se lo cree nadie, pero vale.

Revolver entre cadáveres para intentar recoger unos votos vale y si hace falta resucitar a Franco para tapar tropelías debe de valer también, aunque ello sea a costa de enfrentar a españoles entre sí. Abrazar a un tirano asesino como Maduro no es que valga, es que tiene que valer porque a Zapatero los negocios en Venezuela le van de lujo. Que el legislativo no lo puede controlar Sánchez, pues anuncia públicamente que gobernará sin el legislativo, un autócrata de libro, pero vale también.

Que hay que aprobar una ley de aquella manera para que violadores salgan de la cárcel y se haga en nombre de la defensa de las mujeres, vale. En la España de hoy vale todo lo que no es normal, pero vale. Lo dejó escrito Pedro Rodríguez: “En España pasa todo, pero pasa tarde”. Algún día pasará, pero mientras tanto… ¡vale todo!