Al menos cuatro vecinos de la ciudad naval han interpuesto en las últimas horas denuncias en la Comisaría de la Policía Nacional de Ferrol-Narón por presuntos intentos de extorsión por vía telefónica.
Las víctimas, según ha podido saber este diario, recibieron llamadas exigiendo el pago de una gran cantidad de dinero bajo amenazas de agresión a sus familiares, aportando datos personales como prueba de sus intenciones. De hecho, uno de los afectados relató a la cadena de radio Cope que, en su caso, le fueron enviadas imágenes de personas heridas a través de la aplicación de mensajería WhatsApp.
Esta clase de estafas no son nuevas, pero, al contrario de otras modalidades como el “phishing” o el “smishing” –que consisten en suplantar la identidad de un banco o administración empleando para ello diferentes métodos–, que comenzaron a proliferar en 2020 a raíz de la pandemia de coronavirus, el empleo de amenazas telefónicas se popularizó el pasado 2024. En la mayoría de los casos, los criminales emplean técnicas de ingeniería social para hacerse con datos sensibles de sus objetivos, en este caso información de su entorno cercano, además de establecer un período temporal reducido para el pago con el fin de evitar que el o la afectada trate de ponerse en contacto con la Policía.
El método, en este sentido, es muy similar al del familiar en apuros –en el que el estafador se hace pasar por alguien cercano a la víctima, principalmente parientes que viven en otras localidades, pidiendo dinero de forma urgente para salir de un problema, como el haberse quedado “tirado” en un aeropuerto extranjero–. En cualquier caso, desde las Fuerzas de Seguridad se ha insistido en que, de recibir una llamada similar, los afectados deben denunciarla inmediatamente a la Policía y, bajo ninguna circunstancia, abonar la cuantía solicitada.
