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Ferrol

Chema Rivas | “No voy a gustar a todo el mundo, pero sí creo que tengo algo que transmitir; siempre lo tuve claro”

El granadino Chema Rivas lleva algo más de un lustro saboreando el éxito que le han dado los millones de escuchas de temas como “Mil tequilas” o “Entre tú y yo”. Hoy cierra el cartel de la penúltima jornada de las fiestas de verano de la ciudad, que tiene otros dos platos fuertes, Lérica y Vicco, que prometen, si el tiempo acompaña, volver a llenar Armas.

¿Es muy diferente un concierto en unas fiestas del de quien paga una entrada para verlo? 

Cuando haces un show en el que sabes que ahí están tus  fans de siempre, gente que se sabe hasta la canción que menos visitas tiene, es diferente a unas fiestas de verano, pero la premisa es un poco la misma, que la gente se lo pase bien y es lo que vamos a hacer. 

Publicó sus primeros temas en 2019, antes de la pandemia, alguno con un éxito inmediato, como “Mil tequilas”, con 37 millones de reproducciones, nada menos. ¿Cómo lo digirió? 

La verdad es que fue una locura porque uno siempre aspira a dedicarse a la música, pero nunca sabe qué va a pasar. Entonces, básicamente fue una locura: toda mi familia y mis amigos flipando. Fue algo increíble.

En el momento en el que está preparando los temas, ¿tiene la intuición o la certeza de que van a funcionar?  

La verdad es que yo siempre he estado muy decidido a dedicarme a esto. Honestamente, confío mucho en mí, me lo paso muy bien en el estudio haciendo música y también en los shows, y creo que a la hora de actuar no digo que le guste a todo el mundo ni que vaya a ser el más famoso, pero sí creo que tengo algo que transmitir, y siempre lo tuve claro.

Se inició en otros estilos, tocó otros palos como el rock o el soul. ¿Cómo fue el momento de decidir cambiar de rumbo hacia el pop latino o urbano? 

Yo venía del rock y creo que fue un poco así sin quererlo, pues no tiene mucho que ver con lo que hago, aunque diría que fue algo natural. Mi padre me compró un Macbook y empecé a meterle caña a sonidos más digitales. No lo pensé mucho, la verdad; siempre digo que pensar no se me da bien; lo mío es hacer música porque, si le doy muchas vueltas, ya empiezo a agobiarme.

¿Qué le aportó esa cultura rock previa a todo lo que vino después? 

Lo que me aporta, sobre todo, tocar instrumentos es tener la facilidad de introducirme en otros estilos. Mis primeros géneros fueron con el grupo que tenía mi padre, al principio tocando la batería; después vino la guitarra, el saxo... Todo eso me ha aportado una base más tradicional, y lo cierto es que no veo más que ventajas en ello.

“Mil tequilas”, 37 millones de producciones; “Entre tú y yo”, más del doble... ¿Esas cifras son una presión? ¿Lo abruman? 

Es una presión, sí, es una presión que te cagas... Sí, sí. De hecho, una reflexión que hacía cuando empecé es que mi artista favorito es Fito –Cabrales, de Fitipaldis– y “Mil tequilas” tiene más reproducciones que él, que es una estrella internacional. Entonces dices: “Esto no puede ser”. Hasta que entiendes que eso es un hit, que no siempre pasa, pero con los años lo vas dosificando. Además, a mí eso me pilló de chavalito, muy pequeño, siempre he estado cerca de mi familia, y eso me ha permitido tener los pies en el suelo. Eso no quita que la presión sea alta. En este mundo hay mucho miedo. Trabajamos para controlar esas emociones y disfrutar, pues tenemos la suerte de dedicarnos a la música: si me escuchara aquel chaval de 15 años, estaría superorgulloso de mí. Intento quedarme con eso.

Las colaboraciones con otros artistas también miden la trayectoria o la proyección de uno mismo. ¿Hay alguno con el que le gustaría hacer una colaboración? ¿Cómo surgen esas relaciones? 

A mí me gusta que las colaboraciones surjan de una manera muy natural. Ahora estoy preparando mi siguiente EP y he empezado a trabajar con un productor nuevo, un amigo de un amigo. Nos seguíamos por redes y quedamos: si hay buen rollo, tiramos para adelante. No es algo frío. No porque alguien tenga repercusión o me pueda aportar muchos números voy a trabajar con él. Si lo hiciera así, si no hay feeling, estaría defraudándome a mí y a mi música.