A la vez que sigue creciendo como equipo, el Racing continúa sumando de tres en tres. La victoria con la que el equipo ferrolano saldó el partido que lo enfrentó a la Ponferradina (2-1) le permite demostrar que está llamado a ser uno de los importantes de la competición. Pero, sobre todo, lo que demostró sobre el terreno de juego es que progresa adecuadamente en busca de un rendimiento más estable acorde con una escuadra llamada a estar en la zona alta. Además, le da confianza para los dos partidos que le esperan durante la próxima semana de competición.
La sensación de equipo que el Racing dio desde el principio fue mucho mayor que la que había dado en el estreno liguero. Al equipo ferrolano, de hecho, no le costó demasiado enlazar acciones que le hicieron pisar el área rival –sobre todo surgidas de la movilidad de Antón Escobar–. Sin embargo, no fue capaz de generar ocasiones más que a través de un cabezazo de Álex Zalaya en una acción parado, mientras que la escuadra visitante limitó sus acercamientos a un par de disparos lejanos que se marcharon lejos de la portería.
El guion no cambió demasiado con el paso de los minutos. Si acaso, la Ponferradina empezó a dar más muestras de peligro gracias a la capacidad de sus futbolistas ofensivos. Por eso, a pesar de que la escuadra de la ciudad naval siguió teniendo el control, un par de llegadas de Cortés –sobre todo la segunda, que terminó con un lanzamiento que el portero Parera desvió a córner– avisaron de que a la escuadra berciana no le hacía falta demasiado para crear peligro a su adversario.
Llegados al tramo final de la primera parte, el Racing volvió a apretar a su rival, sobre todo cada vez que sus futbolistas de ataque eran capaces de asociarse para ganarle la espalda a la defensa rival, como pasó cuando Antón Escobar remachó fuera un centro desde la izquierda de Álvaro Ramón. Pero también el peligro llegó de otras vías, como a través de los disparos desde fuera del área de Jairo Noriega o Miguel Leal, que en ambas ocasiones de encontraron con el acierto del portero Andrés Prieto para dejar sin efecto las acciones. De todas maneras, la escuadra de la ciudad naval llegó al descanso con la sensación de que estaba haciendo más cosas que su rival para ganar.
Goles
El gol con el que la Ponferradina tomó ventaja nada más empezar la segunda parte –Andoni López cruzó a la red una jugada rápida de los suyos tras una recuperación en el centro del campo– dejó algo tocada durante algunos minutos a la escuadra de la ciudad naval. Menos mal que en una acción a balón parado el cuadro verde encontró el empate después de que Álvaro Juan empotrase en la portería contraria el rechace de un saque de falta lateral que no había tenido rematador.
A pesar de que los cambios realizados por los dos equipos hicieron que el ritmo del partido bajase un tanto, en realidad el Racing siguió siendo el que buscaba la victoria con más ahínco ante un rival que parecía estar más cómodo con el marcador que se estaba registrando. Pero al cuadro verde el empate no le convencía y, por eso, no dejó de intentarlo en busca de una portería contraria que, sin embargo, no acababa de pasar un peligro excesivamente importante.
Faltaban diez minutos para el final del partido cuando el cuadro verde encontró el tanto que llevaba tiempo buscando. Fue tras un centro desde la izquierda de Jairo Noriega que Álvaro Giménez cabeceó en el segundo palo para que la pelota entrase llorando en la portería visitante. En este nuevo decorado, y en vista del poco tiempo de partido que quedaba, el Racing se echó atrás en busca de mantener el empate. Enfrente, la Ponferradina dispuso de ocasiones como para rescatar el empate –en especial a través de un doble cabezazo de su delantero que el portero Parera despejó “in extremis”–, hasta pidió la revisión de un par de acciones en busca de un penalti que no existió, pero no pudo evitar irse con la derrota de un duelo entre dos grandes del torneo regular de Primera RFEF.
