Con el final de las vacaciones se reduce considerablemente el tiempo que necesitamos tener entretenidos a los niños y esa canguro digital que ha sido la pantalla del móvil (o de la tablet) acaba contrato. Más que los madrugones o el cambio de rutina, despedirse de los dispositivos electrónicos es el gran drama de la vuelta al cole. Igual la desconexión en familia es más llevadera. Y eso que salimos ganando todos.
